La Reducción de Jornada a 35 horas

Como veo que una de las reivindicaciones que han traído sobre la mesa los «Indignados» que tienen ocupada la plaza de la Puerta del Sol es la Reducción de Jornada a 35 horas, aquí voy a dejar dos PDF con los trabajos que realicé sobre este tema para FAES -> LA REDUCCIÓN DE JORNADA A 35 HORAS.PDF y para el  Instituto de Estudios Económicos -> La Reducción de Jornada de Trabajo.PDF. Además, para dejar constancia de la actividad que llevé a cabo en la prensa, en la época de publicación de estos trabajos, a continuación incluyo el texto de un artículo que publiqué en la Tribuna Libre del diario la Razón de 22 de diciembre de 1988 y que sigue estando plenamente vigente:

Dieciséis años después de la aprobación de la última reducción de la jornada máxima legal de trabajo, algunas fuerzas sindicales y políticas de la izquierda vuelven a poner sobre la mesa la oportunidad de una nueva disminución del tiempo semanal de trabajo. Y hoy, a diferencia de ocasiones anteriores, se presenta esta medida como un instrumento de primera línea para combatir el desempleo.

La razón es obvia. Desde 1970 hasta 1996 la población española en edad de trabajar ha aumentado un 30 por ciento. En ese mismo período, en nuestro país no se ha creado ni un sólo puesto de trabajo más. Para ser exactos, en 1996 había en España 40.000 empleados menos que en 1970. En 26 años. Así, aunque en los dos últimos años se han creado 800.000 empleos netos totales, cifra importante cuya mera enunciación ha de cortar, a buen seguro, más de una digestión socialista, resulta lógico que todas las encuestas nos digan que 83 de cada 100 españoles consideran el desempleo como el problema más importante que les afecta y preocupa. Por un lado tenemos un 18 por ciento de paro oficial, paro que hace sólo cuatro años estaba en un alarmante 24 por ciento. Por otro, están todas aquellas personas que, desanimadas por no encontrar un puesto de trabajo, abandonan la búsqueda. También están aquellas otras que, obsesionadas con encontrar ese puesto laboral, alargan al máximo un período de formación que de ninguna manera les garantiza el que luego lo puedan encontrar. Todo ello significa que sólo cuarenta de cada cien españoles en edad de trabajar tienen un puesto de trabajo y pueden llevar un sueldo a casa.

Se comprende así el interés de algunas fuerzas políticas y sindicales por buscar una fórmula mágica que ayude a resolver esté problema tan acuciante. Ahora bien, la historia nos ha demostrado, una y otra vez, que no existen fórmulas mágicas para resolver los problemas sociales. Las situaciones económicas y sociales en cada país y cada momento del tiempo varían. Casi siempre se producen resultados inesperados, cuando no contradictorios, consecuencia de no haber tenido en cuenta algún que otro factor al prever los resultados de aquellas medidas que se pretenden imponer. Y esto es lo que sucede ahora con la propuesta de reducción de la Jornada Laboral con la que se quiere combatir el desempleo. Los agentes sociales que la impulsan desconocen, o parecen desconocer, los verdaderos resultados de una medida como esta.

Para empezar, hay que aprender de los resultados de anteriores reducciones de Jornada en España y en nuestros principales socios comerciales de la OCDE. Del estudio de la economía española, antes y después de que el primer Gobierno socialista de nuestra democracia aprobara en 1982 la vigente Jornada’ máxima legal de 40 horas, se obtienen interesantes conclusiones. Primero, aquella fue una acción esencialmente política, propuesta en el programa electoral del PSOE para captar votos entre aquellos trabajadores cuyas expectativas de rentas crecientes se habían quebrado con los Pactos de la Moncloa; Segundo, con ella no sólo no se generó empleo, sino que no se detuvo la destrucción del mismo que venía produciéndose por la percepción empresarial de unos costes laborales económica y psicológicamente en aumento derivados de la inestabilidad política de la década anterior. Tercero, los aumentos de productividad de la mano de obra posteriores a la reducción de Jornada permitieron a las empresas aumentar su producción sin recurrir a nuevas contrataciones, e incluso reduciendo el empleo total. El coste psicológico del factor trabajo resulta ser el factor fundamental. La globalización era entonces sólo incipiente y nuestros mercados estaban aún muy protegidos de la competencia exterior.

Del análisis de anteriores reducciones de Jornada en los ocho países industrializados de nuestro entorno comercial se puede afirmar, sin miedo a la equivocación, que ninguna de ellas significó creación alguna de empleo. Al contrario, puede comprobarse cómo el número total de empleados en Francia se reduce, en dos años, más de un 1 por ciento tras la reducción de la Jornada Laboral de 1981, y ello después de un período de estancamiento o de ligero crecimiento de las cifras de empleo. En el Reino Unido también se reduce un 6,8 por ciento el empleo total, tras otro período de crecimiento, en los tres años siguientes a la reducción de la Jornada Laboral de 1979-1980.

De la comparación entre países indicar, en primer lugar, que la Jornada Laboral máxima legal no tiene por qué coincidir con la Jornada Laboral efectiva. Así, aunque nuestra Jornada Laboral máxima legal continúa desde 1983 en 40 horas semanales, la Jornada Laboral Media Efectiva en la Industria Manufacturera fue negociada a la baja entre sindicatos y empresarios y permanece, desde 1986, entorno a las 36 horas semanales. 3 horas menos que en Francia e Italia y casi 8 horas menos por semana que en el Reino Unido.

Por otro lado, quiero resaltar que ningún país sufre oscilaciones tan importantes en la cifra de Empleo total como la que se observa en España. El análisis nos muestra una relación clave. Cada vez que en nuestro país se producen pérdidas de productividad del factor trabajo, se destruye empleo neto. Y sólo cuando se ha recuperado toda la productividad perdida, se frena esta destrucción. Si, además de recuperarse toda la productividad perdida, se consigue alguna ganancia de productividad, ésta se traduce inmediatamente en creación de nuevos puestos de trabajo. A mayor ganancia de productividad, mayor creación de empleo. Esta relación, contraria a la que los defensores de la reducción de Jornada quisieran, pero muy aleccionadora en sí misma, se da, con una exactitud sorprendente, durante todo el período estudiado, que va desde 1970 hasta la actualidad.

Entre 1970 y 1996, los únicos países que han generado suficientes puestos de trabajo para mantener ocupada a la mayoría de su población han sido los de fuera de nuestro continente. Un ejemplo: mientras que el número de empleados totales aumenta un 62,6 por ciento en Estados Unidos, tan sólo aumenta un 8,6 por ciento en Francia. Y Francia es el país europeo en el que más aumenta. No ha de extrañar que Estados Unidos no haya perdido productividad de su mano de obra mientras que Francia la ha ido perdiendo durante casi todo el período.

Hasta 1990, la creciente movilidad internacional de capitales permite a las empresas trasladar sus plantas productivas e instalarse en los países del Extremo Oriente buscando los menores costes de una mano de obra que resulta ser mucho más productiva. Las pérdidas de productividad de los países industrializados se dan, por tanto, frente a estos países emergentes. La crisis del Golfo, con la subida en el precio de la energía, nos muestra cómo la globalización ya es una realidad. A partir de 1990, todos los países estudiados, cuando ven como el desempleo hace mella en sus economías, deciden que quieren recuperar la industria perdida y recurren a incrementos de productividad de su mano de obra para atraer de nuevo a las empresas y que éstas vuelvan a instalar las plantas productivas en sus lugares de origen. Cuanto mayor ha sido la pérdida de productividad hasta 1990, mayor es el aumento de la misma que puede observarse tras la crisis. Si antes de 1990 muchos países podían permitirse el lujo de ir perdiendo progresivamente productividad sin que esto se reflejase en su número de empleados, a partir de este año, la situación cambia radicalmente. Ningún país industrializado puede ahora perder productividad de su fuerza de trabajo sin que esto repercuta inmediatamente en su tasa de paro. Puede decirse que este movimiento inverso del capital productivo internacional a sus lugares de procedencia está en el origen de la crisis financiera de los países de Extremo Oriente. No puede haber crisis financiera si no existe crisis en la economía real subyacente. Cualquier otra cosa son reajustes, no crisis.

Queda claro, espero, por qué no puede reducirse la productividad de la mano de obra que ha de dedicarse a competir en los mercados internacionales por la localización de las empresas generadoras de empleo. Además, las empresas ya instaladas en nuestro país han de competir también por relación calidad/precio en unos mercados internacionales de productos en los que, con la libertad de movimientos de capital, los costes laborales marcan la diferencia. El término crucial es competencia.

Entonces, si la competitividad internacional exige dedicar todos los aumentos de productividad del factor trabajo a competir vía precios y no a contratar más mano de obra y generar empleo, si la experiencia pasada, tanto en nuestro país como en los países industrializados de nuestro entorno comercial, no nos muestra sino algunos efectos negativos sobre el empleo de una reducción de la Jornada Laboral, si la duración de nuestra Jornada de trabajo semanal resulta ser la más baja de todos los países industrializados con la excepción de los Estados Unidos, demostrándose así la validez de las negociaciones y acuerdos entre patronal y sindicatos, y si, como se demuestra en mi libro, la situación actual de la calidad de vida de los trabajadores no se va a ver mejorada, sino que se va a producir o agrandar el cisma existente entre las condiciones laborales de los empleados públicos y los privados, siendo finalmente los más perjudicados aquellos trabajadores con contratos más precarios o los desempleados que quieren acceder a un mercado laboral cada vez más competitivo, quizá sería mejor no imponer ni incentivar una medida de este tipo desde los poderes públicos, sino reservarla para cuando se pueda aplicar en todos los países que compiten por la producción mundial y que hayan decidido, conjuntamente, mejorar la calidad de vida de sus trabajadores.

Autor: Rafael Hernández Núñez

8 comentarios el “La Reducción de Jornada a 35 horas

  1. Hola Fran, yo también creo que se pierde competitividad por dejar ir a trabajadores jóvenes bien preparados, pero no creo que la manera de retenerlos sea forzar la legislación laboral para obligar a los mayores de 65 años -por cierto, la edad de jubilación hasta ahora- a trabajar cuatro horas como máximo repartiendo así el escaso trabajo que crean las pocas empresas que existan.

    Lo que hay que hacer para que la gente joven y preparada se quede es darles la oportunidad de crear una empresa, un negocio u ofrecerles un buen trabajo en una empresa con futuro.

    ¿Y que es lo que se necesita para que algo de ello sea posible? Sencillamente que exista capital riesgo, un capital riesgo de verdad que ayude, a cambio de un interesante beneficio, a los emprendedores sin un apoyo financiero fuerte previo a poner en marcha sus ideas. Lo que existe en nuestro país es un cuento y no precisamente de chinos. Esta comunidad, la china, si que disfruta de un capital riesgo de primera categoría. Entre ellos se financian todo tipo de emprendimientos manteniéndose dicho apoyo financiero hasta que sus negocios triunfan. El capital semilla, o los bussines angels, al que pueden acceder el resto de los españoles no sólo está limitado por la cantidad de avales que piden para conceder la financiación las entidades involucradas, sino también por el tiempo que dura el apoyo.

    El escollo mas importante es sin embargo una legislación excesivamente protectora que considera a los españoles de a pie poco menos que subnormales incapacitados para tomar ninguna decisión razonable sobre el lugar donde guardar su dinero. Es decir, nuestros legisladores, cuando crearon y aprobaron el marco legal financiero que nos ampara, consideraron que los españoles eran incapaces de discernir entre guardar su dinero en un banco que va a dedicar sus fondos a la financiación de proyectos empresariales innovadores con alto rendimiento pero también alto riesgo, o en un banco que se va a dedicar a dar créditos «supuestamente» menos arriesgados como los que sirven para la compra de una vivienda. Tanto es así que las limitaciones a la creación de entidades financieras son de tal calibre que prácticamente eliminan de la ecuación el surgimiento de entidades de este tipo que sean libres para acordar con los posibles emprendedores las condiciones de su apoyo financiero.

    En fin, como reflejo en el texto del volumen de la Fundación sobre La Reducción de Jornada a 35 horas que está accesible desde este blog, creo que introducir distorsiones arbitrarias en la regulación que rige las relaciones contractuales entre los empresarios y los trabajadores no es la mejor vía para potenciar la recuperación y el crecimiento de nuestra economía así como la creación de empleo. Considero más acertado crear las condiciones necesarias para que el capital deje de ser inaccesible a aquellos que con buenas ideas tengan además el empuje para emprender. EEUU, el país con más emprendedores del globo, gracias a disfrutar de un capital riesgo como el que te expongo y de una legislación poco intrusiva que defiende muy solemnemente lo acordado en los contratos bilaterales entre particulares y empresas, ha conseguido que allí la seguridad de los trabajadores en el empleo venga por la alta probabilidad de conseguir otro cuando se pierde el que se tiene. Todo lo contrario a lo que tenemos en nuestro país, con una legislación hiperreguladora y sobreprotectora.

  2. Me acabo de asomar a tu blog y me parece muy positivo que tus opiniones y experiencia la compartas públicamente y se puedan abrir intercambios de punto de vista.

    Sobre la duración de la jornada laboral, productividad empresarial, reparto del trabajo y edad de jubilación mínima forzosa, creo que representa un conjunto de factores que en España en estos momentos de crisis y de destrucción de empleo después de la aplicación de una reforma laboral , convendría realizar una evaluación del impacto que supone la alta tasa de paro juvenil y la emigración de los universitarios españoles y la perdida de potencial de crecimiento futuro parar el país y que dciha migracioón hará mas competitivos a las empresas de los países de nuestro entorno productivo donde están siendo muy bien acogidos. Esto representa una perdida de competitividad futura que creo que no se tiene en cuenta en los análisis de competitividad y de estimaciones de creación de riqueza en el futuro (próximos 5 años).

    ¿No es mejor que los trabajadores mas cualificados y remunerados del país ,mayores de 65 años, tengan contratos laborales limitados a 4 horas como máximo y con el sueldo dejado de percibir de las otras 4 horas que se ahorran las empresas, contraten a jóvenes por 8 horas, que con ilusión y ganas de aprender de la experiencia de los senior , aporten nuevas ideas y visiones transformadoras y con ello se pueda generar un mejor reparto del trabajo y del poder adquisitivo, siendo generosos con las generaciones futuras y que las empresas relancen su oferta de servicios y productos de mayor valor añadido y en las administraciones públicas se presten mejores servicios al ser mas factible realizar reorganizaciones internas que aporten mayor flexibilidad con estas generaciones formadas en la era de la localización del conocimiento difundido en INTERNET y con una visión mas abierta al mundo exterior?

    El calculo de la pensión de la jubilación, se debería realizar con los sueldos alcanzados a los 65 años de manera que no se viera perjudicado los senior al cotizar solo por las 4 horas de trabajo una vez que planteo como idea para facilitar el reparto de trabajo y la incorporación de la juventud bien formada y aumento de la competitividad al aumento del valor añadido que puede aportar la capacidad productividad que en estos momentos se está desperdiciando por una visión a corto plazo.

    Saludos Fran

  3. El mito de los alemanes tan productivos no deja de ser eso, un mito. A no ser por el plan Marshall que les financió toda la reconstrucción económica tras la Segunda Guerra Mundial, los alemanes lo hubieran tenido muy dificil para tener una economía tan industrializada durante la segunda mitad del siglo XX. Su producción no es tan competitiva, pues ahora mismo su PIB está contrayéndose, y lo único que tienen son marcas de lujo que cada vez se venden menos por la competitividad de los países asiáticos. Lo que pasa es que son un país con una alta tasa de industrialización enfocada al comercio internacional y han sido desde que se reindustrializaron generadores de divisas. Esto les ha permitido tener una imagen de país líder, pero el nivel de vida que se respira en Alemania no es muy elevado. Te lo digo porque estuve un año viviendo allí y, además de que para comer medianamente bien tienes que gastarte una buena cantidad de dinero, para vestir ropa no acrílica pasa otro tanto. La vida es cara en Alemania.

    Por otro lado, puedo contarte una anécdota sobre su capacidad de trabajo. En el año 92 trabajé para una consultora -REL- que en ese momento estaba ejecutando una serie de tareas para el proyecto ‘Centurión’ de Philips en Europa. El objetivo era recuperar las cuentas de resultados de las distintas filiales de la empresa que en su mayoría estaban arrojando pérdidas. Durante los dos meses que duró el proyecto en la filial Philips PKI en Alemania, la consultora -empresa inglesa por cierto- me pagó un buen sueldo, un hotel de lujo en Nüremberg y viajes de ida y vuelta en primera todos los fines de semana entre Madrid y dicha ciudad alemana. Todo para hacer una tontería que a los inteligentes alemanes no se les había ocurrido en todos los años de funcionamiento de la filial de Philips en aquella ciudad. Simplemente se trataba de llamar a los clientes una semana después de emitidas las facturas para comprobar que estas habían sido recibidas, que estaban correctas y que de esta manera no iban a resultar impagadas por defectos de forma o de entrega al final del período de pago. Así, los plazos de cobro se redujeron enórmemente y Philips PKI dejo de gastar una enorme cantidad de recursos en financiar su actividad corriente por la falta de pago ‘tonto’ de sus clientes.

    En fín que en España no se trabaja mal aunque existan empresas, la mayoría públicas, que sean un pitorreo de incumplimiento de horarios e incapacidad laboral. Y casi siempre es culpa de los jefes.

  4. Vinculas productividad al número de horas de la jornada laboral «legal», pero creo que influye más sobre la productividad si esa jornada «legal» se cumple de verdad y si durante dicha jornada se está realmente siendo productivo para quien te paga. Para mi, ahí es donde radican muchos de nuestros problemas. Los alemanes trabajan menos horas que nosotros, pero suelen cumplir horarios y cuando trabajan, trabajan. El españolito está aún lejos de eso.

  5. No da igual que la legislación diga una cosa u otra. Sobre todo cuando esta legislación se aplica a toda la población de un país y todas las empresas tienen que cumplirla. Muchas de estas empresas verán disminuir su competitividad al verse forzadas a reducir la jornada laboral de todos sun empleados sin reducción paralela de salarios. Y esa perdida de competitividad se traducirá en perdida de ventas, de beneficios y de empleo. Sólo saldrán beneficiados aquellos con empleos mas seguros que verán como su jornada se reduce. El resto verán aumentar su jornada sin compensación económica para cubrir la menor productividad de los que de verdad verán reducida su jornada.

  6. Mientras los españoles nos saltemos a la torera lo que diga la ley, da igual que diga 35, 40 ó 50. Es mucho más importante que las horas se cumplan y que en esas horas se produzca que esas 5 horas teóricas.

  7. Hola Jorge,

    La solución a nuestro problema de paro me temo que no pasa, y no debería nunca pasar, por la reducción de jornada legislada uniformemente para todo un pais o por el adelantamiento de la edad de jubilación. Ya sabes lo que opino al respecto y está quedando bastante claro en la entrada Medidas para salir de la crisis. Si un Gobierno no es capaz de resolver el problema del paro arreglando los problemas de capacidad de compra de las familias y facilitando la creación de nuevas empresas debería dimitir, o ser dimitido, y dejar paso a otro Gobierno que tuviera las ideas necesarias para ello. La solución del reparto de la cantidad de trabajo existente no es tal solución en el caso de la reducción de jornada tal y como queda suficientemente demostrado en el volúmen de papeles de la Fundación que he dejado colgado en esta entrada del blog.

    Por otro lado, cuando una persona se jubila pasa a cobrar, mientras haya fondos, una pensión cuyo importe tienen que generar los trabajadores en activo en ese momento. Recuerda que estamos en un sistema contributivo y no de ahorro. Por eso, si uno se jubila antes, antes pasa a cobrar la pensión y antes pasa a ser sólo una carga para el resto de la comunidad económica. Y esa carga hay que repartirla entre todos los trabajadores y empresas en activo que son los que cotizan a la seguridad social. Si no entran nuevos trabajadores o empresas a cotizar porque hay una crisis económica de capacidad de compra como la actual, la nueva carga tendrá que repartirse entre menos contribuyentes o tendrán que aumentarse los impuestos existentes -o crearse otros nuevos- penalizando de esta forma la competitividad de nuestras empresas -y por tanto la producción y el empleo- frente a aquellas de otros países donde no se haya reducido la edad de jubilación.

    En el caso del retraso de la edad de jubilación legislada recientemente por el Gobierno de Zapatero todos sabemos que se debe a la insuficiencia de ingresos de las Administraciones Públicas y a la mas que sabida inviabilidad de nuestro sistema piramidal de pensiones. Esto es algo que habría que resolver de una vez por todas aunque dudo que tengamos la capacidad nila voluntad política para afrontar las necesarias reformas. Es muy tentador y quizá entremos a ello en algún otra entrada más adelante.

    Un saludo

  8. Muy buenas tardes Rafael,

    Quiero aprovechar el tema que planteas para hacer una consideración y a su vez me respondas a una duda que tengo.

    A mi siempre me pareció una auténtica locura reducir la jornada laboral a 35 horas, pues parecía una contradicción tomar esta medida mientras los países emergentes no solo trabajaban más sino con sueldos de risa. Cierto es que «EL ESTADO DEL BIENESTAR» es en si mismo un deseo que debería ser posible, pero también lo es que no se puede ir contracorriente. Y si esta pequeña reflexión la aplicamos a una España con una profunda crisis ni que decir tiene que plantear propuestas que hagan aun menos productivo nuestro mercado laboral, sería una auténtica locura.

    Dicho esto entro al tema que a mi me está haciendo reflexionar estos últimos días, «LA JUBILACION A LOS 67 AÑOS». Y sobre este tema simplemente te dejo una reflexión y a su vez una pregunta:

    En España tenemos un 40-45% de paro juvenil (personas de menos de 25-30 años). Por otro lado se ha legislado que se alargue el periodo de cotización para cobrar la pensión y que los trabajadores se jubilen a los 67 años.

    Mi duda viene cuando me planteo la situación del mercado de trabajo para los jóvenes, pues entiendo que cuanto más se tarde en jubilar una persona, menos posibilidades de trabajo habrá para los jóvenes. Un empresario contrata a un trabajador cuando le es necesario, y en estos momentos tan precarios en el mercado laboral, una de las pocas posibilidades de que se contrate a alguien es porque alguien se jubile.

    Me gustaría me dieses tu opinión al respecto.

    saludos

    jorge

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