Las 7 medidas del Instituto de la Empresa Familiar para salir de la crisis


Según nos cuenta el diario Expansión,

el presidente del Instituto de la Empresa Familiar y fundador de Mango, Isak Andic, ha dejado claro esta mañana, durante la celebración del XIV Congreso Nacional de la Empresa Familiar, cuáles son las peticiones de los empresarios al futuro Gobierno:

1. Reorganización de las Administraciones Públicas para evitar duplicidades y reducir el gasto.

2. Reforma laboral más profunda y ambiciosa.

3. Acelerar la recapitalización del sistema financiero.

4. Racionalizar el gasto sanitario y reformar el Sistema Público de Salud (copago en función del nivel de renta).

5. Profunda reestructuración del marco fiscal para dotarlo de estabilidad e incentivar la inversión.

6. Potenciar un marco regulatorio que fomente el espíritu emprendedor.

7. Acercar la universidad a la empresa.

Andic reconoció que “no es fácil” hacer estos cambios y que por eso, “todos tendremos que hacer sacrificios para mejorar la situación. Por eso, valoramos el consenso de todos los partidos políticos, un gran pacto de Estado en España”.

En opinión del empresario, “debemos pasar de la cultura de los derechos a la de las obligaciones”.



Leído este conjunto de peticiones o medidas realizadas por el Instituto de la Empresa Familiar, lo primero que salta a la vista es lo escueto de cada una de las propuestas. Lo digo porque parece que estamos ante un telegrama de los empresarios y no ante un paquete de medidas bien pensado y mejor argumentado. Cuando uno no explica detalladamente cada una de las propuestas, estas son susceptibles de ser enfocadas por el poder político de una forma distinta a la que pretenden sus postores. Cuando una medida no esta situada en el contexto adecuado, es muy facil equivocar el sentido que debe tener su aplicación concreta.

Por ejemplo, la sexta medida pide potenciar un marco regulatorio que fomente el espíritu emprendedor. Un Gobierno socialista podría tomárselo como un reto a su capacidad de regular y tendría una justificación para aumentar los impuestos a los empresarios ya establecidos para darles subvenciones a los nuevos emprendedores. Algo totalmente incorrecto para salir de la crisis en la que estamos. Los empresarios ya establecidos verían como se les aumentan los costes y tienen que trasladarlos a los precios perdiendo competitividad, cuota de mercado y reduciendo su oferta de puestos de trabajo. Por otro lado, el sector público no es un buen asignador de recursos que mejor podrían asignarse por un mercado que tuviera un verdadero sistema privado de capital riesgo. Los costes asociados a esta particular implementación de esta medida serían superiores a los beneficios de tener fondos a disposición de los nuevos emprendedores.

La segunda medida puede caer en el mismo error que todas las que van en la misma dirección propuestas por todo tipo de asociaciones de empresarios, diarios económicos, fundaciones más o menos independientes y partidos políticos de variada orientación ideológica. Claro que como aquí no se entra en ningún tipo de descripción de las medidas concretas a adoptar, no podemos apuntar el error con precisión como lo hemos hecho en los demás casos.

La recapitalización del sistema financiero es una propuesta que apunta a más gasto público y ello sin contrapartida por parte de las Instituciones Financieras en lo que respecta a sacar al mercado sus stocks de viviendas para ayudar al ajuste en el precio de las mismas.

La propuesta 5, que pide una «profunda reestructuración del marco fiscal para dotarlo de estabilidad e incentivar la inversión», es cuando menos equívoca en la misma forma en que argumento para la propuesta número 67. Un gobierno socialista podría tomarse esta sugerencia por el lado del incremento de los impuestos para equilibrar los presupuestos, dotarlos de «estabilidad» y evitar los déficit. Medidas que se han demostrado totalmente contraproducentes por reducir la capacidad de compra y hacer aún más profunda la crisis en la que estamos.

Las propuestas 1, 4 y 7 son propuestas interesantes que requieren un mayor detalle y explicación de las medidas concretas sugeridas para resultar practicables.

En resumen, todas estas propuestas adolecen de una vaguedad extrema que las hacen muy poco recomendables a nadie que quiera buscar soluciones reales a la crisis. Los empresarios familiares no se merecen tener unos gestores que demuestran tan poca capacidad de trabajo.

Autor: Rafael Hernández Núñez

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